El próximo 7 de julio, el Teólogo José Manuel Rodríguez Canales, presentará el nuevo volumen de la serie “Vida sexual en el Matrimonio”; esta colección consta de tres libros y tratan muchos temas indispensables para entender la esencia del amor conyugal.

Un tema vital, es la sexualidad. La sexualidad desde la perspectiva del autor es un regalo divino, gracias al cual una pareja de casados experimenta no sólo la finalidad unitiva o el bien por el otro, la alegría, el placer y la grandeza de la íntima comunión que implica, sino que a la par entiende la finalidad procreadora.

Esta finalidad, implica que la sexualidad esté siempre abierta a la vida, pero de manera responsable y sobre todo, dentro de un contexto de fidelidad, de orden, de continencia y sabia disciplina; hoy en día, el amor es sentido como un impulso más, es común la expresión “hacer el amor” para referirse al contacto genital o lo que se relaciona con él, lamentablemente tomar con ligereza estos temas provoca una profunda inmadurez que posteriormente se verá reflejada en actos como la infidelidad, promiscuidad, brutalidad en el trato del tema, búsqueda egoísta de la satisfacción y no raramente, transmisión de enfermedades y penosos abortos.

Otra acepción del amor es el sentir romántico y en este contexto, el consumismo vanguardista ha aportado su granito de arena y se puede observar claramente la cantidad de películas, telenovelas, series, canciones, revistas y demás diciendo que el amor, sólo se vive si se siente.

Al respecto el Dr. Rodríguez dice: “En ambos casos los grandes ausentes son las personas concretas. Si tuviéramos que traducir en frases los dos usos diríamos lo siguiente. En el primero la pareja se dice mutuamente: te quiero porque me satisfaces sexualmente. En el segundo se dice: te quiero porque me haces sentir bien afectivamente. El gran drama es que por lo bajo también se dicen: el día en que no me satisfagas sexualmente o no me hagas sentir bien afectivamente, te cambio por otra u otro. La experiencia de aconsejar ya varias parejas me muestra que buena parte de sus problemas surge de estos malentendidos lamentablemente tan comunes como nocivos.”

En nuestra vida, el amor existe de muchas formas: el amor paternal, fraternal, amical, conyugal y humanitario, pero sólo el amor conyugal exige la exclusividad de la entrega sexual, por eso la pasión ciega deja fuera a las personas y es que el amor conyugal exige una maduración que va de la atracción física hasta el compromiso con la pareja que encuentra en el matrimonio su marco de realización plena.

Mientras el lector se enrumba en la lectura, cada tema es un nuevo punto de discernimiento. Queda claro que estos libros a pesar de estar destinados a todos aquellos que viven en matrimonio, no son exclusivamente para este sector, los jóvenes que viven un noviazgo están invitados a hacer el ejercicio de preguntarse si la relación que llevan y si es o no el hombre o la mujer con la que deseo permanecer siempre, así lo dice el autor del libro: “Cuando esta certeza madura plantea la aventura de la indisolubilidad, impulsa a los amantes a realizar su naturaleza en la relación con el otro, si el amor que tengo por mi pareja no es lo suficientemente fuerte y claro como para hacerse exclusivo, indisoluble, fiel y fecundo entonces queda claro que no es lo que anhelo desde el fondo del corazón. Quien no se dispone a morir por el otro difícilmente construirá una relación firme” concluye.

Lo cierto es que la sexualidad es una cosa muy seria, no es para banalizarla, ni para jugar con ella, ni para tergiversarla, muchos menos es una ocasión para instrumentalizar a la otra persona, por ende jamás será un pasatiempo. Ciertamente la sexualidad como fin, procura un placer, pero este debe ser conseguido a cualquier precio.